martes, 29 de junio de 2021

más sobre la novela...

 La realidad pare ficciones. Lo que no sabemos lo sospechamos, y la sospecha se convierte en un saber en el aire. ¿Por qué sospeché, sin ningún indicio, que la inspiración del escritor nazi en El don de Vorace fue... 

¿Qué más da? ¿qué interés puede tener? 

No lo sé. Morbosa curiosidad seguramente. ¿Se inspiró Félix Francisco en Westerdalh para fabricar su personaje escritor viejo y soporífero, y adorador de Hitlert, en su novela? Improbable, pero no todo lo improbable es imposible. W, que yo sepa, no tenía ninguna simpatía por el fascismo. Ponerlo como fascista hubiera sido una venganza del novelista, y una manera de disimular la fuente de inspiración. En la novela, la amante de Vorace y esposa del nazi es bastante más joven que su marido. Marta es su nombre en la novela. Es el único personaje importante que se salva de la escalada criminal de Vorace. ¿Fue Maud su fuente de inspiración? Eso es mucho decir, eso y lo otro. Pero la fantasía no tiene freno. Admite toda clase de disparates. Veinte años más joven que su marido W era ella. W es casi una M al revés. La M de Minik. El hombre que desplazó el apellido de su madre por este otro. El "inglés" M y el "alemán" W. De la simpatía política de M por el partido laboralista ingles da buena cuenta Juan Cruz en Un gallo al rojo vivo, libro que cobra interés al relacionarlo con la novela de JMG-R El delator, aquel casi una hagiografía sobre Minik y esta, la novela, todo lo contario. En el libro de JC hay sin embargo un episodio oscuro que raro es que no lo haya reflejado la novela de G-R. 

... invité a don Domingo a pasar a los talleres con la intención de presentárselo a Ascanio (tipógrafo stalinista --como lo fue Domingo López Torres según El delator-- que sabía de memoria la oda que Pablo Neruda le dedicó a Stalin). Se encontraron, y el saludo fue de una frialdad tan tensa que di por concluido el encuentro.

--¿Qué le pasa con Ascanio, don Domingo?

--Nada, nada --dijo ... no diría ni una palabra más sobre el asunto.

Ascanio fue igualmente discreto. Supuse más tarde que tuvieron cicatrices comunes derivadas de la Guerra Civil y que el saludo, el encuentro de las miradas, les había hecho revivir, sin remedio, algún episodio cuyo recuerdo les resultaba tan doloroso que era mejor guardarlo en el silencio.

También adquieren importancia especial las fotos donde el Gallo aparece con Domingo López Torres. No son pocas. 

Hay otro episodio en el libro de Juan Cruz, que me ha despertado aún mayor interés, por la relación que tiene con Vertical. Esto lo dejo pendiente. No es todavía momento de sacarlo a flote. 


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