jueves, 24 de junio de 2021

 Hoy estuve en un club de lectura donde estaba invitada... no, voy a hablar mal y no sé para qué. Dejo el tema. 

Vi un reportaje que relaciona la película El séptimo sello con la mexicana Macario, una de las películas que guardo en la memoria como las velas encendidas que la Muerte le enseña a Macario. Macario se niega a compartir primero con el Diablo y después con Dios la mitad del ave que su mujer le ha preparado, para que la coma él solo, el gran deseo que ha tenido toda su vida, comerse él solo una de esas aves (¿cómo se llamaba?). Me hace pensar en la novela. Ya le he dado de comer mucho al Diablo. Ahora toca darle de comer a Dios. Oscuro como la tumba donde yace mi amigo. Quizá aquí, en esta obra de Lowry, este la voz de Dios en estos tiempos. Hay una escena donde el canario le habla al inglés de esa novela, eco de Bajo el volcán. El inglés no quiere saber nada de oscuras tumbas. 

No me vengas con tu rumba

que estoy cavando mi propia tumba.


Este estribillo no le he puesto aún. Le va como anillo al dedo.  

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