Tú estás sola en compañía
y yo solo acompañado,
yo callo desganado
y tú gritas tu agonía.
Tú bebes nada fría
y yo nada caliente,
los dos somos ausentes
del sueño que nos asalta,
la cumbre está muy alta
y el mar no está presente.
Nos separa la distancia
y nos une un espejismo,
los dos sufrimos lo mismo,
la misma desesperanza.
Esa señora que danza
en la noche más oscura
canta nuestra desventura
en nuestras copas vacías.
Qué más da que venga el día
si su luz no nos alumbra.
Todo lo que ayer hicimos
es de las eras verduras,
nada hay bajo la luna
que nos lleve a lo que fuimos.
De los pasados arrimos
no quedan ya ni los ecos.
Cada uno cava el hueco
de su última morada.
Lo que fuimos será nada
de ese fuimos que es un sueño.
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