sábado, 17 de julio de 2021

agujero negro

 Vaya por dios, sale el libro de Belén y a mí no se me ocurre otra cosa que embroncarme con el editor.  No a cuenta del libro sino de la política. Me bloqueó. Lo bloqueé. Quedamos empatados.

*

Todo lo que oigo, veo o leo me remite a Vertical. Esa obra se ha convertido en un agujero negro que lo absorbe todo.

Como un chiste que contó hoy en la escalinata de Ibrahim uno de los rastas que ahora paran por allí. 

--Oye, ya nos casamos mañana y llevamos dos años y todavía no hemos hecho nada. Vamos a hacerlo ahora.

--No, no, hasta mañana nada.

--Por lo menos déjame comértelo.

--No.

--Por lo menos olértelo.

--Bueno, pesado. Vale.

Lo huele. 

--Ñoc mi madre, esto para mañana ya está echado a perder.

*

No sé cómo puede entrar ese chiste en el agujero negro. En fin, lo  que no mata  engorda.

Lo que sí va a entrar, me temo, es lo que le dice el Cónsul a Ivonne, tomando un refrigerio en una cantina mexicana. 

--¿Madre? --preguntó el Cónsul--. ¿Qué es esta madre? ¿Te gustaría comerte a tu madre, Yvonne?

*

A la anciana Eloísa, encorvada y renqueando, uno de los rastas la ayuda a subir los peldaños de cemento.

--Ay, un negro es lo que me está haciendo falta a mí para curarme de todos estos males.

Puede ser.


No hay comentarios: