La historia del Fénix: su patética corriente, su repetición constante, su falta de soluciones.
Incluyo a Agustín Pacheco en el injerto. Una diatriba en su muro de fb sobre el pueblo o sociedad canaria /mejor" sociedad", más cercana a "secta") la licué y la pasé a la voz de la mujer del cuento, un prototipo de mujer inteligente, realista y decidida. Una calcomanía de Mefistófeles, que a veces se siente como un gato flaco que escapa por la escalerilla de incendios y luego ronda las paredes con ganas de robar y de follar. A Margarita, por quien Fausto aceptó que el emisario del diablo lo volviese otra vez joven y fuerte, no le gusta nada el amigo de su amado.
--Siempre tiene el mismo ademán, medio burlón, medio encolerizado; se le nota que no le importa nada, que no puede querer a nadie.
Una de sus canciones, de Mefistófeles, dice más o menos:
Ahora que hay estrellas en el cielo
haré una genuina pieza de arte,
una canción moral le cantaré
para aturdirla con más seguridad.
"No oigáis a ningún pillo
si no os pone un anillo."
Se me partió la mandolina,
no podré cantarla.
El Topín toca a la puerta. Entra y cantamos blanca y radiante.
--Ñoc, te pegaste una el otro día en fb. Voy a Ibrahim. ¿Quieres algo?
Hoy bajé a la rambla. El Hiperdino de allí tiene cosas que no tienen ni el Komo-Komo ni Esteban, los dos supermercado del barrio más cercanos. Pero no se me ocurrió comprar una botella de ron.
--Tráeme dos medidas.
Mi cuñado me manda un wasap. Qué cosas, me tiene vetado porque no me he vacunado, y me manda un wasap. Una información de que Macron estipula que ningún no vacunado podrá ir a ningún sitio. Y un mensaje de su puño y letra: No podrás salir del barrio. Como el gueto de Varsovia. No lo mando a cagar porque ya con la bronca con el editor tengo suficiente para este mes. Mes de visita a la reumatóloga. Miedo tengo meterme ahora en un hospital. Y que me mande cuatro análisis de sangre antes de la próxima visita. ¿Para qué querrá tanta sangre?
A ver si viene el Topín con las dos medidas. Le preguntaré si estaba la chica de ayer en la escalinata, la que hablaba con Manitú, uno que fue empresario y ahora se queda en la cueva del barranco, por detrás del edificio de la plaza. --Tú eras el chocho del barrio --le decía. A mí una noche me contó la historia de esa mujer. Una historia bastante triste.
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