miércoles, 18 de noviembre de 2020

pasando el día

 Quedo con Siao Ling en la terraza del parque La Granja. La comida es aceptable. El hilo musical es insoportable. Parece que me cogen el pensamiento y lo bajan un pelín, es de agradecer. Me suena el móvil.

--Si es Wang (su marido) dile que no estás conmigo... 

Si yo fuera un entendido diría que Wang es un homosexual frustrado, un autocastrado, y su mayor placer es castrar a los que tiene a su alrededor. Cualquier motivo es bueno (el virus una maravilla) para practicar a fondo su deporte favorito. Pero no soy un entendido. No digo nada.

--Si no un veneno, ¿por qué no le pones algo en la comida que lo deje convertido en un zombi?

--Todo el mal que hagas se vuelve contra ti.

--Pero por el mal que le hagas a un indeseable, no te va a pasar nada. Al contrario, te puede venir un bien.

En fin, no soy un experto en brujería, no sé cómo funcionan los hechizos. Supongo que desear mal a alguien es una forma de hechizarlo, pero a quien te ha hecho daño grave, o se ha pasado la vida intentando darte por saco, difícil es alguna vez no desearle que reviente y desaparezca. Dios, perdona. Quítame estos pensamientos de encima. No me favorecen cuando me pongo a jugar dinero. Los malos pensamientos te hacen un perdedor.

Después de comer pasé de pasar por la farmacia porque quedaba una hora para que abriese. ¿Habrá entendido la doctora de cabecera en qué formato tiene que recetarme la inyección?

Dos semanas llevo sin la medicina más importante, incluso me he olvidados de las colaterales, el calcio de la noche y una pastilla semanal por la mañana en ayuna. Me preocupa más la adicción al tabaco. Fumar menos y sin tragar el humo es un engañabobos. O lo dejo del todo o estoy perdido. Ay Chito, ten voluntad. 

Además después de que reduje la dosis estoy más despierto y con más energía. Me dan ganas de pagar la cuota a la página de Abuelas Alegres y contestarle a algunas. Sus proposiciones son claras, sin tapujos, y no tienen desperdicio verbal. Alguna quizá las ponga en Barrio Chino, pegan en esta novela como la semilla que plantó Nicolás en un culo de botella de agua. Ahí fuera está la plantita. Altanera y dichosa. Nicolás quiere que la meta adentro, es planta prohibida, y para asustarme me ha dicho que ya dos veces han pasado los motoristas de la policía por nuestro callejón. Es posible. Hoy el Papa contó que el Paleta lo paró y no dejó de pedirle que sacara los gramos que vendía.

--Si yo no vendo nada, y el nota me dijo que bueno, que no se lo creía pero vale, pero que tuviera cuidado, que si pisaba un punto conflictivo (la Policía tiene señalados los puntos conflictivos) volvía a la cárcel... sí, en eso tiene razón, la jueza me impuso orden de alejamiento de los puntos conflictivos.

La luna, cuarto creciente, anuncia tempestad. Vale, no soy un perito en luna. No sé lo que anuncia la luna.

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