domingo, 22 de noviembre de 2020

pecados veniales y no sé qué

 --El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

¿Qué hubiese ocurrido si la multitud entierra en piedras a Jesús y a Magdalena? 

Comprendo que si algo te afecta, porque te hacen daño, respondas al menos con la rabia si es que no tienes a mano una piedra, o no tienes el coraje de tirarla. Pero esta multitud de inocentes que apedrean (alguien comparó las palabras con las piedras) a quien sea, lo conozcan o no, presumiendo de justicia, si no tienen dentro un asesino, lo parecen. ¿Te compadezco o te tiro yo también a ti una piedra? No yo, el asesino que vive dentro de mí. 

No tengo televisor y no puedo ver esos programas de justicieros vociferantes, que es una manera de saber lo que hay en el mundo, que hay de todo. Pero en fb hay ejemplos suficientes. "A ese le sacaba yo la piel a tiras", y ese es alguien que vive lejos de ti, que ni lo conoces ni sabes nada, si en realidad es un hijoputa (como tú) (como yo) o un pobre desgraciado, degradado por que la vida lo ha hecho así (como tú) (como yo). 

Yo menos cada día. Cada día me estoy volviendo más razonable. Aunque me afecte y no pueda evitar siempre la rabia, sé que el daño que me han hecho no es sino el contrapeso del daño que yo hice. Evito escribir los daños mortales. Estos, si puedo, como buena serpiente, hago que los cargue un personaje inventado, novelesco. Esto me hace recordar que de la misma manera que Wang tomó existencia propia en Barrio Chino, al margen de mi sed de venganza, aún no he relatado en esa novela por qué Chi, el personaje narrador (mi trasunto), merece el daño que le han hecho. No, ahí, en esas páginas no puedo hacerlo. Aunque me refleje, o yo intente que me refleje, Chi tiene una vida en la novela que sólo en parte tiene que ver conmigo. La parte en que se relaciona con Carmela, con el pollo de la violencia de género y su condimento de denuncias falsas, aunque no todas. La parte de la relación de Chi con la asturiana Sandra d^Ors es inspirada en la realidad sólo una parte. A lo mejor, si dios me ayuda, tendría que escribir una versión de esa novela donde sólo funcione la memoria y destierre a la imaginación. Así era el cuaderno que escribí en Icod cuando cumplí condena y que fue semilla de la que germinó Barrio Chino. 

Lo mismo me pasó con Telarañas, que la versión de 60 folios que leyó Isaac de Vega en Icod, se convirtió en una aparente rebujina (no lo es) de 200 folios. Tengo que tener cuidado con la imaginación; lo mejor encarcelarla en una celda, a pan y agua, y no dejarla salir ni al patio. 

Me puse contento pero no mucho por la publicación hoy en El Perseguidor de la reseña sobre La pesadilla que se muerde la cola. El libro de Ana María sí hubiese merecido más líneas. No está en la cumbre de Cucarachas con Chanel ni  de Mejor cuando improvisas, pero está en ese camino de cabra que lleva a las alturas. Para mí gusto, claro, que no es de la anhelada amiga del Sur, de complicada ternura. 

De mi otra amiga, esta más conocida (no se conoce en verdad a nadie sino en la figura y la presencia), Belén Valiente, me hace gracia el comentario que pone en el muro de Ana María, donde reproduce la página de El Perseguidor. Dice que leerá el libro con tranquilidad. Si es con la misma tranquilidad que está leyendo Vertical blues, será una santa tranquilidad. ¿Por que a veces no darán los amigos a uno lo que uno ha dado a ellos? Me hace recordar lo que me contó Berto sobre la religión cubana del Hombre Hombre. Nadie debe dar nada a nadie si no recibe nada a cambio. Bueno, en esa religión el hombre tampoco debe comer coño de mujer. Cada loco con su tema.

Termino por esta noche: recopilo algunos ripios refraneros que están en los muros de fb.

En el de Alba Sabina. En un grupo sobre el virus, ella le pregunta a otra (que decía que en superficies no orgánicas el virus no podía sobrevivir) que si era experta. La otra le contesta que es como "la doctora liendre, que todo lo sabe y nada entiende". Alba encontró una respuesta a tono; llamó a la otra "maestra Ciruela, que no sabe leer y montó una escuela".

Hoy, en una discusión sobre la ley Celáa, alguien escribió "año de rojo, año de piojos" y tuvo varias contestaciones: "año de fachas, hambre y cucarachas", "año de azul marino, liendres en el chumino"... Los que publica Iris Borondiana, fotos de pintadas en una pared, tampoco tienen desperdicio. Estos tendría que mirarlos para copiarlos al pie de la letra. Más o menos recuerdo uno:

"Si me quieres querer me quieres

y si no quieres no me quieras

que otra mejores que tú

yo me paso por la piedra".

Creo que es antigua esta copla; las cantaban en el principio de los setenta en las excursiones del Hogar Católico. ¿Hogar católico? Ay si hiciera el cuento. Otro día, a lo mejor. 

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