jueves, 6 de agosto de 2020

A Ana María Beltrán García empecé a conocerla por los sueños que publicaba en fb. Algunos supongo que eran frutos de su imaginación, y otros son sueños verdaderos. Dime que imaginas y sueñas y sabré de ti lo más profundo, aquello que no está sujeto a los tabús de la vigilia. El sueño destapa los disfraces. Así que nada más saber que un libro suyo de sueños había salido de la imprenta, fui a buscarlo a la mítica Librería de Mujeres. Ese libro no estaba todavía allí pero tenían su novela, segunda edición, "Mujeres malditas". Es una novela dominada por los resortes de la vigilia. Su protagonista, Mar Salcedo, es una mujer que con semejante impecabilidad acecha el mundo y se acecha a sí misma. Como novelista, por lo menos en Mujeres malditas, la autora Ana Beltrán está en las antípodas de donde yo estoy. Mis personajes aceptan el perro mundo y si no son víboras en ese mundo, por lo menos procuran adaptarse a él, como camaleones. Mi fuente es la picaresca, la pornografía (en un sentido amplio) y el engaño. La fuente de Ana Beltrán es la contraria. La honradez, el orgullo del bien y el espíritu de la verdad. Sin honradez no hay buen destino, sin orgullo eres pasto de indeseables y sin verdad no hay fuerza ni belleza. Esto escribo mientras en el piso de arriba tengo el libro, con consideraciones escritas a mano en las páginas de respeto. Iré a buscarlo, subiré y bajaré la escalera.

Ana Beltrán es tan exquisita en su narración como Mar, su heroína, lo es en el arte floral joponés. ¿Heroína he dicho? Sí, Mar tiene todos los rasgos de una mujer valiosa, con un cabal sentido de la justicia y la lealtad, y una pasión irremediable. Su noviazgo con Luis tiene el valor de la amistad, el compartir carino e ideas, pero carece de pasión. Dos pasiones importantes decía Pascal que son necesaria en la vida: una es la ambición y otra el amor. El amor es lo que mueve esta novela. 
Mar conoce a Enric, médico de alergias, que ha viajado desde Barcelona a Tenerife para asistir a un congreso. Mar no duda, por amor a Enric, cotar lazos con su novio. El cariño y la camaradería están bien, ayudan a vivir, pero no es la pasión. Pero ¿es Enric trigo limpio o sólo un diestro burlador? Mar sospecha, y la sospecha la cree cierta, que Enric la ha traicionado: que la ha escogido a ella para embarazarla y ofrecerle la criatura a su estéril esposa: Carme. 
También una mujer puede ser una pesadilla para el hombre que ella cree firmemente que es de su propiedad. Hablo de Carme; personaje que entra de un modo adverso en la vida de Mar, la protagonista y narradora de su historia de amor. De amor es esta novela. Y de las trampas que el destino tiende para que ese amor no sea posible. En Mar el error principal es hacerse una idea de la otra persona mediante terceros. Lupe en este caso, compañera de trabajo y amiga íntima, también con una historia de amor un tanto paralela a la de Mar. 

Carme es el personaje más lúgubre. Ni la hermana de Mar, perdida de amor imposible después de reírse del amor, despierta la piedad que me inspira Carme. Comprendo su locura. Es la fuente de su maldad. Este personaje me provoca un dilema: ¿hizo bien el doctor Enric Varela en abandonar a una mujer enloquecida? ¿No pudo ser otro el trato? Me temo que no. Mar no hubiera consentido compartir la compañía de Enric con una maléfica y perturbada rival. En toda la novela Carme es la rival, una inventora de mentiras que acaba creyendo esas sus mentiras. Mar está en el otro lado de esa condición. En ella no hay honestidad sin verdad y sin verdad no hay belleza. Esto se llama orgullo. El orgullo es el principal rasgo de Mar, el centro de su persona. 

En una hoja suelta escribí mas cosas, sobre la familia de Mar, las mujeres y los hombres de esa familia en la que nos remontamos a la historia de su bisabuela, la historia de la maldición, y cómo la autora va tejiendo su novela en anillos concéntricos. Otro día, si dios quiere.

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