miércoles, 12 de agosto de 2020

Cuando escribía aquí sin tener en cuenta quién leía o no, porque escribía para mí sobre todo, ya pasó a la historia. Voy a tener que buscar otros recursos. Es como pasar por una calle y saber que alguien te está vigilando detrás de la cortina. En fin. Se me quedó grabado de la novela de Ana, el personaje de la mujer de Enric. Ve a los demás no para saber cómo son, sino que los amolda al capricho de su mente. Engaña al marido pero el marido es de su propiedad y se amoldará a lo que ella desee. No ve al hombre, sino al muñeco que su cabeza ha construido. Pasa a menudo.

Leo el libro de poemas de Alba. No está despreciable, la autora es inteligente y buena observadora, pero el libro no es una maravilla. No te hipnotiza. Hay libros que los visitas y pasas un rato agradable o interesante. Pero nada queda que te cambie el alma, ni poco ni mucho. No creo que escriba más nada sobre ese libro.

Viaje a San Andrés esta noche con Marcelino y Mary Luz. Agradable velada, pero pasear por allí me acrecentó la melancolía.

El Castillo cerrado. El Acapulco cerrado. Tuve la sensación de que el pasado también se está cerrando. Algo de tristeza produce esa sensación.

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