martes, 18 de agosto de 2020

Es fortuna su belleza,
gracia su sabiduría
(aquí no pongo su nombre
aunque lo exija la rima),
¿por qué estará tan lejana
como esa luna de arriba?
Perdí yo mis fuertes alas
que volar me permitían
y a cambio un fardo me dio
como castigo la vida,
y con este fardo no voy
ni siquiera a las orillas
de su reino.

Y sueño, apenas sueño
que en vez de estos vanos versos
se convierte mi cantar
en lámpara de Aladino
y tres deseos me da
un genio que fue cautivo.
Su voz, su mirar, sus labios
pido.

Despertar es ley del sueño
y saber cuál es el sitio
donde nos tiene el destino.




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