miércoles, 23 de diciembre de 2020

conjunción júpiter saturno

 Una conferencia (en youtube) sobre Hegel y a continuación otra sobre Schopenhauer, me llevan al libro de Judith. Abro la Biblia (católica) que me regaló una mujer que me tuvo ejerciendo de puto, hasta que me cansé, y comienzo a leerlo. Creo que comienzo a entender el Dios de Spinoza. Ser ateo es tan tonto como un obrero de izquierdas en estos tiempos de trileros y charlatanes. Dios es la Vida. El Dios del antiguo testamento. No se le puede nombrar porque el misterio de la Vida es indescifrable. Es una novela de la que sólo podemos captar un fragmento minúsculo, y a partir de ahí hacernos una vaga idea de la totalidad que desconocemos.

"La vida no tiene sentido ni valor", sentenció Schopenhauer. Fue un occidental que pensó como un budista pero actuó como lo que era, un hombre al que le gustaba comer bien y follar mejor. Descubrir que la humanidad es el mayor error posible, le hizo ser en lo posible un animal de cueva.

Todo animal de cueva, / como dice Aristóteles, / por dos cosas trabaja. / Una cosa era / tener mantenencia / y la otra cosa era / haber ayuntamiento / con hembra placentera.

Schopenhauer sabía español. Tradujo al alemán La vida es sueño. No me extraña que conociera al Arcipreste, al del Libro del buen amor. Ay --me acuerdo ahora de un poema de Villon, otro poeta medieval--: Si yo hubiese sido un niño bueno, / aplicado en aprender el idioma / y no en las bragas de la profesora de francés/, hubiese estudiado con interés / con el mismo interés que tenía / en cazar la mariposa /  escondida en las bragas,/ y sería yo un profesor aplicado/ con dinero en el banco / y una casa en Yaiza / y una profesora de francés.

No me extrañaría que el filósofo alemán hubiese bebido del Arcipreste de Hita, de los tiempos en que los curas tenían barraganas, que luego fueron sobrinas o tías, y sólo los malos de la película iban a los monasterios de monjas a hacer orgías rituales.

*

Siao Ling me llama para decirme que viene mañana a traerme un trocito de pescado...

--¿Y sopa? ¿quieres que te lleve sopa?

--Sí, trae sopa. --Pensé que no viene mal una sopa con pan frito.

Al almuerzo de navidad no me dice que vaya porque ya van a ser seis. Al que no le importa si son seis o más es a Ramón. Me llama para preguntar si bajo al Sur. No sé, no creo que baje, no me aseguró si Isa va a estar en la cena. Seguro que no, y es una cena familiar. No sólo Sita y Ramón sino también familiares con los que no tengo confianza. Pepe me manda un wasap, me pregunta si alguna mujer me llamó para cenar. Guasón este Viejo. 

Juan me comunica que me hizo caso y está en Lanzarote. Mañana si dios quiere le mando una foto del Shakespeare que me trajo de uno de sus viajes a Inglaterra. Lo tengo sobre un bloque pintado. Para que lo ilumine. Le  haga ver en toda intensidad el resplandor de las piedras de la isla. 

Ibrahim es grato a mediamañana. La escalinata parece radio macuto, con noticias de aquí y de allá. Jorge el ex bombero, Matías el gorila, Esteban el cazador, y en el coro Miguel, con novelas de mediamañana. Luminosas como el sol. La más notable, la policía anda buscando al Papa. Por la tarde es más cálima, gente que habla sin armonía ni ritmo. Que parece que se quieren comer unos a los otros. Becerros mugiendo en las praderas de la desolación. Mujeres pocas. Lili a buscar un bocadillo. Julia la de los perros y hablar verdulero, esta vez con su hija, contenta porque... 

Mañana nochebuena. 

 

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