miércoles, 30 de diciembre de 2020

Vertical blues. El primer capítulo tiene consistencia, el segundo también, pero el tercero parece una sucesión de historietas facilonas. Como la que iba pensando mientras caminaba hacia Ibrahím. Una versión de Otelo. Desdémona se enamora de verdad del amigo que la acompaña a leer poemas en los jardines del palacio. Como es mujer fiel, su amor se reduce a lo platónico. Sin embargo se muere de celos porque su amigo comienza a fijarse más en otra que en ella. El engaño de Yago, la triquiñuela del pañuelo, es una mentira que esconde una verdad. Un cuento simple. No vale la pena escribirlo. Más auténtico es la pelea que Marcos tuvo hace tiempo con un macho cabrón. El cabrón le mordió un brazo y Marcos le dio una trompada que lo dejó grogui. A partir de ahí el cabrón no dejaba que nadie se acercase a las cabras, menos a Marcos, al que a partir de la trompada le tuvo una obediencia de oveja. En la escalinata, uno que marchó para Venezuela a los doce años y regresó hace poco huyendo de Maduro. Allí fue policía y estuvo a punto de morir de un disparo en la boca. Hace valer su condición de isleño, de Argüallo (?), Santiago del Teide. Recordaba palabras de su infancia campesina, presumía de ser puro guanche, criado junto a cuevas con huesos guanche dentro. 

--¿Sabes lo que es una jícara? ¿y un machango? No, machango de tortolín no, machango el que le ponían al mulo... --Y contó la historieta de un padre que mandó al hijo matar el cochino. "¿Pero qué hiciste? ¿por qué rompiste la pileta?" "Para que se muera de hambre."

Miguel también contó la suya. Un día que acompañó a otros que montaban a caballo. A él le dieron un burro con silla de montar en vez de albarda. Un burro bajito, un pollino. Cuesta abajo, uno de los jinetes gritó so al burro y el animal, al pararse en seco, tiró a Miguel al suelo. Al suelo no, lo tiró sobre una tunera. 

Luna llena sobre Barrio Nuevo. Llega Julia la de los perros con su hija, vestida de rojo, con la barriga al aire. Vestido elástico, ceñido... Y la luna brillante, parecía una perla en una concha de luz. 

Carlos me manda otro vídeo. Pornografía de taller mecánico. Este tiene más gracia. Me hace recordar Barrio Chino. En la novela un personaje hace una clasificación de mujeres según personajes de cuentos de hadas. En el vídeo no hay cuentos de hadas. La contadora es mala pero el cuento es bueno. Dice que hay varios tipos de hombres. El hombre Gamba... cuerpo tal pero cara que no, que dan ganas de quitarle la cara y quedarte con el cuerpo. El hombre Microondas, que se calienta enseguida... El hombre Caracol, no porque vaya despacio sino porque nada más verte se pone  baboso... El hombre Café, el más verdadero, el mejor, rico, caliente, fuerte y te mantienen despierta toda la noche.

Le mando al vecino Carlos foto del gato azul con todo azul. Contesta. Mensaje de voz:

--... guate, ese gato, Jesús, parece que está triste, ponle una carita de contento, Jesús... acuérdate que es pa una niña... 

A ver cómo hago yo parecer que está contento el gato triste y azul. Estos encargos.

El encargo que dio un fruto más aceptado fue el de los textos para la agenda de Sita. No fue difícil. Cada foto de mujer, mujer de Sur, alegoría de cada mes del año, era un poema. Sólo me limité a oírlo. Las musas hablaron.

El de la mariposa azul sí le gustó a Carlos. Sólo le mandé la foto. No le dije que lo pinté pensando en Isadora Duncan, en la Isadora de la calle del Tanque. Su mujer. Cualquiera le dice la verdad a ese Otelo. 

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