jueves, 24 de diciembre de 2020

Noche buena

 Sigo con el libro de Judith

Judith --lo cuenta el libro--

se quitó el cilicio y desnudose de los vestidos de viuda,

lavó su cuerpo y lo untó con ungüento precioso,

repartió en trenzas el cabello de su cabeza

y ataviose con sus vestidos de gala.

Calzó sus sandalias, se puso brazaletes,

manillas y zarcillos. No por pasión lasciva

sino para un santo fin realzó al Señor su hermosura.

El santo fin es que Holofernes la mandara llamar para follar con la hebrea que, precedente de Mata Hari, dijo que su pueblo pecador merecía ser atropellado por el caudillo asirio. El caudillo asirio la llamó y en su aposento se emborrachó. El libro dice que no sucedió nada pecaminoso mientras él se emborrachaba. Ya borracho como una cuba, Judith pidió a Dios que le diese valor, y con un machete cortó la cabeza de Holofernes. Dejó el tronco de su cuerpo desangrándose sobre el suelo, metió la cabeza en una talega y la llevó a su pueblo. Los judíos vencieron, los asirios perdieron. Gracias a Dios y al valor de una mujer. 


Miguelito el flaquito,1,60 de estatura, el medio gitano antimigrantes africanos, me grita desde su ventana de los edificios de enfrente si tengo un sacacorchos para abrir una botella de vino, para la noche. Viene a buscarlo, se lo lleva. Más tarde regresa a devolverlo. A Nicolás y a mí nos enseña `porno de última generación, y fotos de mujeres que ha conocido por internet y que lo invitan a follar como bestia. Eso dice.

Siao Ling y mi sobrina menor, su hija, vienen a traerme el pescado encebollado y una botella de vino última cosecha de la finca de Wang. Buen vino, no todo es horerndo en ese hombre. Mi sobrina también me trae una botella de Matusalén. Aunque ahora no suelo beber ron, buen detalle. Pienso invitar al vecino Carlos pero no sale a la calle. El que sale es Nicolás, porque se le fue la luz. Otra vez. Cruz que tiene ese hombre.

--Leí en el wáter un libro, La casa de Bernarda Alba o algo así se titula.

--Casa de locas.

--La que volvió locas a todas fue la madre... Ahora estoy leyendo La isla del tesoro.

--Buen libro.

--Voy cuando el cojo llega a la taberna.

Se vuelve a la oscuridad de su casa, a ver si viene la luz. Noche buena en el callejón del Tanque. Willian Shakespeare asilvestrado, me comenta Juan sobre la foto que le mandé. 

Y la noche sigue, todavía queda a un rato para irme a dormir. Tal vez sueñe con Judith. Espero no ser Holofernes en ese sueño.

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