viernes, 25 de diciembre de 2020

Rasputín

 ¿Qué me llevó a Rasputín? Quizá la mariposa. Comenzaron a aparecer mariposas por todas partes. Maximiliano descansaba de la política en su jardín con un experto en mariposas.  Pamela en fb muestra la portada de un libro donde la mariposa es protagonista. Carlos el vecino, el marido de Isadora Ducan de la calle del tanque me regala un lienzo con una mariposa enorme, cuadro muy feo. En el capítulo II de Bajo el volcán una bandada de mariposas acompaña a yvonne en su viaje de regreso al Cónsul...

--Esto para que tú hagas filigranas de las tuyas --me dijo Carlos.

Yo haría filigranas de las mías si tuviese a su mujer de modelo, cosa complicada. 

Y hoy, en bajando a la plaza de la Paz, en la esquina donde en otro tiempo una mujer pedía socorro desde un balcón y lanzaba, sujeta por una cuerda, una cesta y pedía a los que pasaban por abajo que le pusiesen comida porque se moría de hambre, mujer vieja, sombría, que ya no está, en esa esquina encuentro una mariposa de papel, con un corazón dibujado con rotulador permanente. El cartón es feo y el dibujo es torpe, pero lo que importa es la imagen de la mariposa. 

Es la imagen del coño.

Un buen coño de mujer es una mariposa que aletea.

Pero no fue eso lo que me llevó a Rasputín. Fue un bolero que puso Pamela de un tal Barrios. Un anhelo de amor. En la columna de la izquierda, mientras sonaba el bolero, había un vídeo sobre Rasputín. Vi el vídeo y luego otro y otro, y en eso estoy. Descubrí que era un trasunto del don Juan de las Coplas de Juan Cabrón. Tengo que prestarle más atención a esa "épica" canaria en clave de ópera bufa. Descubro que Juan Cabrón y Rasputín tienen vidas paralelas. Lo que he visto sobre el ruso me inspira nuevos poemas que completan y enriquecen la "epopeya" que surgió un día cuando, viajando al Sur, oí a uno oír la historia de un tal Juan Cabrón que iba de noche a casa de su hijo a acostarse con la mujer de su hijo. Tal para cual, Rasputín y Juan Cabrón.

Sigo trabajando Vertical blues. Juan Cabrón puede esperar.

Pepe el Viejo y Paula me dicen que están buscando una sala, sin nombre, para exponer cuadros míos. Se pueden exponer, no me avergüenza mostrarlos. Es más, me enorgullece que salgan a la luz pública. 

En fin, la calle del Tanque hoy con poco movimiento. Me alimento bien. Entre lo que me trajo Siao Ling y lo que me trajo Nicolás (me pidió dos calderos para ponérmelos con condumio) estoy bien alimentado. Y me voy a acostar. Mañana viene doña Elena. ¿Qué bolero le cantaré? 

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