miércoles, 4 de marzo de 2020

y me estrechó sobre su blando seno

Ahora el audiolibro que estoy medio oyendo es la Divina comedia.

Intenté leerla en la juventud, pero la traducción que tenía era un tostón. La del audiolibro cae a veces en ripios horribles, pero vale la pena oir esa obra de Dante.

De los libros que me dio Juan, ya escribí en Fb de Hubiera o hubiese amado. No lo puse bien. Lo puse en el contenedor. Opinión de lector. Me interesa más la opinión que me provocó como hombre que conoció aquella época y gente que sale en el libro. A Elena (supongo que es Elena del Castillo) la nombra una vez, de pasada. Dice que una chica lo llama por teléfono para ponerlo verde porque salió un día con Elena. Elena del Castillo está oculta. Su obra es breve. Diez poemas lo más. Pero es lo mejor que escribió nuestra generación. Sí, vale que leas a Gimferrer, a Valente y al Lucero del Alba. Pero que a una poeta que era más elevada que tú, la nombres como paisaje y como quien no quiere la cosa, eso no está bien. En fin, es un cuaderno que él dejó en la gaveta. Lo publicaron después de su muerte. No es responsable de lo que hicieron.

con oro en mano lo echó al abismo

*
Quedé mañana jueves con la persona que me pidió un prólogo. En la Mac. En la presentación de un libro de Arroyo Silva. Seguramente soy un mal bicho. Nada hago yo donde tal poeta celebra su fiesta. Pero voy, a lo mejor

por escapar de este lugar dañino
 a donde mirar un lugar divino 

Con Silva tuve un pleito en Fb. Se sintió con autoridad para aconsejarme que no tenía yo que escribir una cosa que escribí. Y luego, se sintió con la autoridad de quien te perdona la vida. Lo mandé al carajo. En fin. No voy en son de guerra ni de paz. Público más, y hombre que va a ver los versos de otro autor. A lo mejor su libro es bueno. Y eso estaría bien. No aguanto a un idiota (conmigo ya tengo suficiente) pero si el idiota hace una obra valiosa, de fontanero o de escritor, lo celebro.

*

vete alimaña al otro extremo

La señora Celenia, a las cuatro de la tarde, su hora de visita, toca en la ventana. Estoy en el sofá, sumergido en un sueño no muy sereno. Despierto a medias.
--Adiós, Jesús.
--Adiós, Celenia.
Y me pregunto si su enamorado de más arriba le habrá seguido otra vez los pasos. Cuando viene a visitarme, al poco aparece el hombre bajando y se para delante de la ventana, a mirar padentro. Cuando más luz hay afuera, menos se puede ver lo que hay en la penumbra de adentro.
Sigo durmiendo y despierto. Son cerca de las seis. Hora del club de lectura. Dudo si ir o no ir. Bueno,voy. Para nada. No estoy fino para pensar en nada y sólo atiendo la matraquilla de Gabriel Bello. El hombre no tiene más fijación que señalar si la novela es éticamente ejemplar o no, y si el autor también lo es o no. 

es tan espeso este manto de plomo reluciente

El profesor Bello estuvo investigando la vida política de Victor Hugo.

--Sí, en la novela defiende a los más necesitados, pero en 1848 cuando fue alcalde se comportó como... --no sé que adjetivo empleó, un sinónimo de hijoputa.

Qué más da  lo que fue o no fue el autor. ¿Está obligado a presentar un certificado de buena conducta? ¿Y qué es eso de bueno y malo? En fin, no estaba yo fresco y no dije nada. Tampoco le hice la corte a Africa. Me fui después de la reunión.

en la postrera piedra suspendida


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