domingo, 29 de marzo de 2020

Qué será, que será...

Sí, que será. Los vaticinios son que el mundo va a cambiar, de que la vida va a cambiar. No sé si cambiará algo o todo seguirá como siempre. Bajón económico, y a recuperarse quien pueda. Los emporios seguramente podrán. Pero tal vez si cambie todo. Ya en el lenguaje cotidiano, los escritos en fb, hay cambios. Se va más al grano, casi nadie se entretiene en la paja, salvo los pajientos, que esos no tienen curación.

Veo películas. Y antiguas series. Jely me ha fortalecido. Dios la bendiga.

Dios, pocos comprenden a lo que me refiero cuando hablo de Dios. Spinoza sí lo comprendió. La Biblia es un libro histórico, no revelado, que contiene enseñanzas éticas valiosas. Tengo que leer más a Spinoza.

Imagino un cuento donde los curas son en realidad soldados del diablo. La pederastia, el virus que ha plagado la Iglesia, es peor que la carcoma. No tengo material para un cuento, pero si lo puedo incluir en Barrio Chino, en el personaje de doña Pilar, que en una visita al Vaticano vio algo horrendo. Es una mujer loca que cree haberlo visto. Es su locura. Lo despacho en pocas palabras. Quizá podría usar el retrato que de las criptas sociales hace Victor Hugo. Doña Pilar es profesora que enseña el arte de la escritura. No se me ha ocurrido señalar su biblioteca, como Gabriel (el personaje principal de Cucarachas con Chanel) hace en uno de los episodios de la novela de JRamallo.

Muy bien en los libros de ficción narrativa que posee doña Pilar, encaja la novela de Juan Royo Puerto Santo. El episodio donde la monja sirve el desayuno al Obispo. ¿Cómo no se me había ocurrido? Ese episodio (gula) es un reflejo de lo que doña Pilar ve en el Vaticano (lujuria).

Barrio Chino es lo que un hombre escribe en un cuaderno durante cuatro días de encierro. Escribe sobre su vida. Es un hombre preocupàdo por su modus vivendi, su oficio. Servicio de compañía femenina. Rameros que se reúnen en un bar de San Andrés.

Dijo la señorita Calzaslargas, con sus moños manzanillas asomando por los lados, que le dediqué un tango a Belén. En señal de agradecimiento, señorita. Porque ella en su muro puso un poema mío de un tiempo antiguo, y me agradó que lo pusiera. Como me agrada que Jely le ordene al marido Nicolás lo que le ordena todos los días y no sé cómo agradecerlo. Si supiera bailar un tango. No. Nicolás me mata y acechador como él no se le escapa nada. Tendré que pensar.

Y ya que se pone, amiga del Sur, le dedico una décima que acabo de encontrar al lado de una botella de Carbonell:

¿De qué me disfrazo yo
pa seducir a mi amada,
ella es reina de las hadas
y yo un sátiro mamón.

No sé del fa ni del do
la nota que debo dar.

Qué difícil es amar
cuando polvo de calima
se nos viene encima
la noche de Carnaval.

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