martes, 5 de abril de 2022

asuntos varios

 Hablé con Marcelino. Asuntos médicos aparte, ya Balada sin poesía está en manos de Anghel. No será un libro más, otro libro de poesía de más de lo mismo. Va a remover cimientos y derribar edificios carcomidos. Entre tanta inflación de monederos falsos, de vez en cuando surge uno verdadero, con valor. En poesía, en prosa y en lo demás. Cuando parece que todo se acaba, surge algo que vale la pena.

Trámites hoy en el ambulatorio. Salí y decidí caminar hacia el molino del gofio. Oí que me llamaban y era Nguyen. Vuelve a estar presa, con permiso de salida varias horas al día. La consecuencia de la agresión del poli que la detuvo hace unos meses, requiere una operación seria. Nada de bromas. La alegría de verla fue, sin embargo, enorme. He amado con un delirio especial a tres mujeres en esta vida. Ella entre ellas. Coincidencias, Las tres del mismo signo zodiacal, occidental y chino. ¿Bromas del destino o del azar?  A las dos anteriores las abandoné. A una una triste mañana en la zona de la casa cuna en Santa Cruz. A la otra, un mucho más triste mediodía en un pueblo de Madrid. Cargo con eso desde hace mucho tiempo. Es mi marca de Caín. El olvido es imposible. Logré que me amase quien amaba y pagué con la traición. Dios me perdone, porque a mí mismo no puedo. Carga pesada. 

Erea cuenta: --Me dice Jesús que cambie la mirada, que comience a observar las cosas con distancia como si fuera la palmera más alta de la ciudad. Que me aleje un rato del sentimiento y vea la realidad tal cual es.

Y añade: --Es difícil. Aquí dentro suele rebujarse todo y suelo estar confusa muchas veces, incluso en el mismo día. Me entristezco cuando pienso que es culpa mía. Eso de hacerme sufrir adrede y enredarme en una madera llena de nudos.

No, no le digo que no sufra cuando sufre (¿quién puede evitarlo?) o que esté alegre cuando tiene esa suerte. Le hablaba de su escritura, no de ella en sí. Su obra es valiosa, aunque sus quejas deban en ciertos tramos eliminarlas del relato. Si yo digo "Alcancé una pedrada en el tobillo", no hace falta que me extienda en explicaciones. Sobre todo si son explicaciones comunes, ya sabidas. Si escribo por ejemplo: "La mujer que amo no me hace caso", no hace falta que explicite el desagrado que eso me produce. Va implícito. Pero lo que le propuse va más lejos. Que ella desaparezca (un tramo de veinte páginas) como personaje central de la acción y actúe como testigo de su mundo, Sin más. Cuando pueda verla de nuevo, creo que le llevaré un libro de obras completas de Chejov. Fue el autor  que propuse leer a Jordi cuando me trajo hace mucho tiempo un engendro de novela. No es el caso de Erea. Su novela es una criatura bien formada y que necesita atención y cuidados no compasivos. 

Hoy fui a vacunarme. A la fuerza ahorcan. El viaje de mi nieto a Tenerife exigió ese trámite. 

--Después de todo lo que te has metido en el cuerpo, vienes a decirme... --me riñó Sibi.

Qué podía contestarle. Nada. Usted manda y yo obedezco.

El Topín vino por casa hace un rato. Buena visita. Es un hombre valioso. Y buen conversador. 

Las margaritas que me regaló Jely están mejor que nunca, y los aloes han florecido en cantidad. Nicolás y yo observamos por si vienen las abejas. Todavía no. 



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