domingo, 17 de abril de 2022

--¿Tienes novia? --me pregunta María cuando salimos de comprar en el Komo Komo y nos sentamos afuera. Una mujer mayor que yo pero que se arregla bastante mejor que yo.

--No.

--¿Vives solo?

No me gustan estos interrogatorios pero no tengo el cuerpo, ni el ánimo, para pensar en gustos o en disgustos.

--Sí.

--Y ¿por qué te has dejado esa barba? Vete a la barbería, a que te quiten la barba y te arreglen las cejas, y después podemos dar una vuelta tú y yo. ¿No tienes una mujer a la que querer? Bueno, a mí lo de querer no me gusta, se quiere lo mismo a las personas que a las cosas. Me gusta más la palabra amar.

No le contesto nada. Nos fumamos un cigarro y luego nos despedimos.

Cuando bajo, Nicolás está en la ventana. Me dice que hizo un pollo y me pide un plato.

--¿Qué prefieres? ¿Muslo o pechuga? 

--Lo que quieras. 

Me llama Marcelino. Dice que dejó El llano en llamas en una mesa y el viento se lo llevó hasta el estanque. Lo puso a secar a ver si puede recuperarlo.

--Qué tiempos. Hasta Juan Rulfo se convierte en papel mojado.

No con agua sino con fuego me envía Ramón unas fotos del Judas de Taganana y una página del periódico donde le publican un trabajo sobre esas fiestas en ese pueblo. 

Día vacío. Nada me entusiasma. 


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