viernes, 24 de agosto de 2018

Esta noche no tengo ganas de dormir y me pongo a escribir porque no tengo ganas de dormir. Me pasé el día con el fb como si fuese un pasatiempo.

Con Franco no obligaban a los niños a ser homosexuales

No me acuerdo quien dijo eso. Una mujer. La ponen de vuelta y media. Un comentario: Estamos agrediendo a un Mesías democrático que nos salvó de la dictadura de los rojos jajaja

Me acuerdo de Ledesma el autor de Historias de mis calles. Un escritor que en un tiempo escribía novelas del oeste. No era tan popular, por lo menos aquí, como Marcial Lafuente Estefanía pero ganó soldadas trabajando para Brugueras. En ese libro cuenta alguna historia, un empleado harto porque una jefa lo cogía (en sentido argentino) un día sí y otro también. Ahí contó que en tiempos de Franco las putas estaban protegidas. Y de los homosexuales, que yo recuerde, aquí los declarados, los que tenían poses y maneras, eran respetados, que yo sepa. Antoñito, mi vecino de enfrente. Uno de la calle Miraflores, y este era respetado además porque daba mejores piñazos que los marineros. Y uno que sirvió conmigo en el cuartel. Este no tenía maneras. Era una mujer en su totalidad menos en lo que la obligó a hacer la mili,

Sigo con el záping en fb.

Le puse "follamos" desde el móvil de mi amigo a mi novia y me puso que sí jaja como supo que era yo? La quiero tanto.

Lástima que no dé el número del móvil de la novia. En tiempos de Franco, los feriantes, yo lo supe por los feriantes, había una tarjeta con una literatura que decía lo mismo pero con más palabras:

SI                                          NO
Señorita, estoy sufriendo de amor
por usted. Si me devuelve la tarjeta
con el SÍ me atreveré a enamorarla.
Si es el NO, me alejaré de usted. Si 
me la devuelve sin respuesta, tendré
esperanza

que es lo último que se pierde, dicen.

El poeta donostiarra Karmelo Iribarren se queja... no sé de lo que se queja; no me acuerdo. Ah sí, de saber que la mujer de otro cuando pasa por su lado a quién desea es a él, al poeta, pero tendrá que esperar aún mil años antes de que ella se decida a engañar al marido. Algo así era. Cito de memoria.

De Donostia me voy a Asturias. Hay una asturiana que yo la sigo porque es simpática e ingeniosa y escribe un asturiano que tiene poco que ver con el olor a cucho del asturianu de la Academia de la Llingua,

Pasamos Armás y la curva y vemos el coche verde na sebe. Allí mismo, en el prau de abaxo, tan a la Yerba... (Aitana Castaño Díaz)

¡Quién estuviera en Asturias! Aitana después de ella pide versos. María José Vidal Prado escribe unos de amor a su abrigo, el que él (el hombre que la engañó la maltrató la ultrajó y le robó) se llevó
para dárselo a la otra. El poema concluye con más que una maldición. Con la certeza de que su abrigo hará justicia y matará a la otra. Así están las cosas en Toledo.

Un "ojalá" de Belén Valiente (también en un poema en fb), expresador de un deseo de bondad y de claridad, es un marcado contraste.

Más tenue es el contraste entre una entrada de Candelaria Villavicencio (Lo malo de morir no es la muerte, es la vida que abandonas sin haber entendido porqué razón has vivido) y un comentario de Anyelo Fernández. Lo bueno de morir no es dejar la vida, es vivir la vida hasta el último aliento sin ninguna razón.

En otro sitio, un poema de Víctor Botas. Copio algunos versos

El cigarrillo roto del cenicero azul.
Mi mano con la pluma que no entiendo.
La rosa inalcanzable de Jorge Luis Borges.
...
El salto delicado de los gatos.

y me voy a acostar, tal vez dormir, tal vez soñar. Con un faro.


1 comentario:

MJVidal dijo...

Vaya! Encuentro el abrigo!