sábado, 11 de julio de 2020

Hoy acostado en el sillón soñé con mi amiga Kala San y con mi un poco menos amiga Palo Blanco, y también había otro bulto pero no sé qué mujer era. Siempre estuvo en la sombra. Ellas vinieron a mi casa. Yo estaba sentado en el sillón y San se puso en el respaldo, para besarme.
Me sorprendieron sus besos, en la realidad ni loca se le ocurre. Fueron besos lascivos, emocionantes, su saliva tenía el sabor de las moras negras. Palo Blanco revoloteaba por los alrededores de la sala y parecía un poco celosa. Yo ni en sueños podía creerme que San me deseara. Palo Blanco sí, seguro que sí. Y yo en la realidad deseo a San más que a Palo Blanco, así que el sueño me trajo el deseo y se cumplió. Por lo menos en besos. Pero incluso cuando desperté me dejó intrigado, más que la pasión de Kala, la mujer en sombra.

Mi imaginación la relacionó con la señora V. Últimamente percibo por parte de esta señora una cierta simpatía hacia mí.

--... un pecado venial. un pecado menor, un pecado de carboncillo --me cuenta Marcelino (acaba de llegar) antes de irse. Habla de cómo lo hizo sentir el Sol cuando venía a verme. Le enseñé los ejemplares únicos y los cuadros del patio. Los aprecia. Pero no les pone precio. Cuando llegó descubrimos el misterio de la platanera. Un misterio descubierto es una bobería. Bah. Una hoja con tallo del papayero.
En uno de los ejemplares únicos aparece la virgen del Carmen como dama de la Muerte. Un tiempo se acaba, una conciencia se acaba, y otra percepción se hace necesaria para comprendernos. Lo acompaño hasta el coche, damos una vuelta a la manzana, y me deja en Ibrahim. Cordialidad de sábado noche. Desde la escalinata se ve una estrella. La estrella hace juego con un semáforo lejano, en rojo. La misma figura, separadas por un violeta oscuro, el cielo, el aire, una respiración visual. La brisa en los arbustos danzan como una escena en una película japonesa. Al final no le conté a Marcelino el cuento que había detrás de la figura tuniada de la virgen del Carmen.

Tiene que ver con el club de lectura. La compañera Margarita pidió prestada tres días una virgen del Carmen, si alguien tenía una. ¿Para qué quiere Margarita esa imagen? Para curar a alguien. No sé si la habrá conseguido, la estatuilla de la Virgen.

La señora V. Algo más que...

Otra historia quería contar. La de Juan con su amigo burlón una noche en Taganana. Otro día si dios quiere.

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