miércoles, 24 de julio de 2019

Cuando te dé igual 8 que 80, habrás llegado al nirvana. Mientras tanto no es mal consejo hacer y no hacer como si ya no importasen las contradicciones, como si no existiesen. Y menos los cliches de las culturas acartonadas pero poderosas. La locura controlada (Juan Matus) sería actuar en público acorde con esos cliches, pero no vender la palabra. Si vendes la palabra (no me refiero a dinero, a escribir como trabajo) has vendido el cuerpo. Te has prostituido. Vender el cuerpo es vender el alma. El cuerpo se da por gusto o a cambio de haberes monedados u otro precio, pero se da sin fingimiento. Venderlo es fingir. Venderlo es someterlo al capricho de otro. Cuando el capricho de otro no es acorde a ti, la opción es no cambiarlo por dinero. La puta libre. Heredará el poder. El poder como poder y no como artificio,

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