domingo, 14 de julio de 2019

Me hice el cuento de la lechera. Ahora hago este encargo, y este lleva al otro, etc. Se cayeron todos los cacharros. Se derramó la leche. La señora que estuvo tan afable, ahora retira cualquier contestación. ¿No le gustó algo de lo que dije? Cuando estoy nervioso, me vuelvo un poco histrión. Tal vez no di la medida solicitada. Pero otra sospecha es que alguien, con la lengua debida, me ha puesto palos en las ruedas. Sospecho, para no andarme por las ramas, de Siao Ling con la incitación de Wan. No es la primera vez que lo hacen, aunque tiempo al tiempo, ya sabré si lo hicieron esta vez. Total, un cuadro que no sé què hacer con él. Supongo que, pase lo que pase por su cabeza, laseñora terminará respondiendo. Qué mierda esta.

Como para darse un baño. Y encima en fb me mandan recuerdos que los leo y me da media vergüenza haber escrito aquello. A veces estoy tan desangelado que ni los borro. Y los cuentos injertados están haciendo agua por varios sitios. Es difícil atinar. Cualquier error desbarata el conjunto.

La señora me ofreció ir a una comuna de artistas en Guamasa en agosto. Hubiera podido estar bien, pero si recogió velas, se jodió el invento.

No me organizo bien. Y, aunque no quiera reconocerlo, el rechazo me afecta.

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