Que costumbre está tan extraña.
por no decir tan idiota, de escribir unas líneas
para hacer un poco de tiempo antes
de la hora de dormir, si el insomnio
no vuelve está noche, como otras,
a despertarme de no haber dormido.
Una poeta que sigo en fb, escribe que está en el infierno, porque ella lo ha querido. Dios le habla pero ella ya no quiere escuchar a Dios. Imposible no pensar en el final de la Gesta, esa novela aún no leída.
El eclipse está haciendo sus efecto. Hay que dejar que quien no quiera nada contigo se marche, y no molestarlo. La sensación de triste desengaño es el chirrido de una puerta que hay que cerrar, y seguir. ¿A dónde? A donde Dios quiera.
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