martes, 11 de mayo de 2021

Madre, ¿Por qué me diste a luz?

Más te hubiera valido parir un cochino negro

y celebrarlo en la matanza después de la cosecha,

adobado con tomillo, orégano y romero,

asado en leña de brezo.

Hubiera alegrado corazones,

fortalecido cuerpos que engendraran

otros cochinos y perdices.

Tal vez un libertador, un tirano

que supiese poner las cosas en sus sitio,

a los cantores en jaulas y a los silenciosos en conventos,

a las mujeres fértiles en manos de soldados

que enseñasen a los hijos el arte de la guerra,

a cazar las morenas en la costa de Igueste

y a adiestrar los hurones en los barrancos de Anaga.

Todo lo hiciste bien, fuiste valerosa, diestra y astuta,

supiste dar a los pobres y robar a los ricos,

hiciste a los hombres besar tus pies antes de amarte

y a las mujeres que se pusieron a tu sombra

enseñaste el arte de tejer la vida.

Todo lo hiciste bien, todo menos esto.

Este hijo. Dios te lo haya perdonado.

A mí me cuesta, pero debo hacerlo.

Pagar con el perdón tu delito,

esa falsa moneda de los miserables.

 

No hay comentarios: