sábado, 15 de mayo de 2021

historias

 Ya entré en el segundo capítulo de Tragedia de flor de vidrio. Lástima las frases que sobran. Frases que estorban, que estarían bien en otro lado pero no aquí. En fin, las tacho en el ejemplar de mi propiedad, regalo del autor en una grata tarde en Candelaria, y el oro brilla en todo su esplendor. Le quito las impurezas. Venancio Tarifa, agazapado en el hueco de una zanja, columbra el brillo de la luz chiquita que tiene Hortensia Évora sujeta a uno de sus muslos; ella levitando a dos palmos del suelo. A Tafira le entran ganas de mear y levanta una pierna un poco más que la otra. Hortensia, en su levitación, simulando que dormía mientras oye el rumor de la meada del hombre, nota que el peso del cuerpo la tumba sobre los reflejos de cristales de las flores de vidrio, y queda extendida en el suelo, sintiéndose vacía de la virtud que la había mantenido en el aire.

Sin desperdicio. Creo no equivocarme cuando relaciono esta literatura con la mitología griega y con mitologías africanas trasladadas a las Antillas. 

No menor peso narrativo tiene la Biblia. Pillé dos en la librería de segunda mano. En ninguna de las dos aparece El cantar de los cantares. Lo escamotearon. 

Al azar, le leo a Nicolás el episodio en que dos putas se presentan a Salomón reclamando cada una la maternidad de un niño. Episodio muy conocido. Nicolás me cuenta una cosa que antiguamente le intrigaba. Los hijos de Adán y Eva tuvieron que unirse entre sí para tener descendencia. Es decir, unión entre hermanos. Así está la humanidad, pensé pero no lo dije. Me contó de cuando él estaba en el cuartel, cerca de Los Rodeos, y cuando el gran accidente mandaron a los soldados a recoger cadáveres. Recuerda el de una mujer sin ropa, con la cabeza vacía, y cabezas cortadas y miembros con los huesos salidos. Horrible ese trabajo. Dice que en uno de los bolsillos de uno encontró un fajo de billetes de mil y otro fajo de libras esterlinas, que un familiar cambió por pesetas en el cambullón. 

De un recuerdo salta a otro. Un cura que pillaba coca en Cuesta Piedra y guardaba los medios gramos debajo de la sotana. Mañana si me acuerdo le pregunto más sobre ese cura.



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