Para freír bien un huevo
hay que saber tocarlo
si lo pone la gallina
de Valentín el gallo.
Con dos pisquitos de sal
después del sartén sacarlo
y ponerlo en plato limpio
que sucio sería escándalo.
Para darle un alivio
hay que saber rodearlo,
con ramitas de romero
y con gajitos de mango.
Con tenedor y cuchillo
comer la clara te mando,
a mí me dejas la yema
para comerla en tus labios.
Y en acabando la cena
al mantel le hacemos foto
y las sábanas pintamos
con un aroma de loto.
La foto se la dejamos
al santo de los cabreros,
la foto, un rezado
y la cáscara del huevo.
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