jueves, 26 de julio de 2018

el amor es la medicina del deseo: esto se me ha ocurrido por casualidad. Este avecinamiento del eclipse me tiene la inteligencia opacada y el sentimiento desnortado. Sólo el sexo lo tengo aclarado. El deseo, con medicina o sin medicina, es una constante. Deseo, luego existo. El cerebro me pide descanso y el corazón me pide que lo deje tranquilo. Y me inquieta esta insistencia del deseo carnal. Es como si me dijera: Déjate de medicina y aliméntate como es debido. El buen alimento es medicina; lo otro son inventos de la especie. Placebos. Es verdad que el amor hace valiente al apocado y poeta al que no tiene oído. Mi caso, sin ir más lejos. Pero habrá que ir pensando en dejarle la poesía a los poetas, que la destrocen ellos. La prosa también debería dejarla, pero es como decirle a un barrendero, que lo mal que bien que sabe es su oficio, que deje la escoba. No, habrá que seguir con la prosa. En eso estoy. En la novela como trabajo; y esta página, no sé si como divertimento o terapia.
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La señora Vientomar, luchadora y ancha de caderas, nos trajo una palabra que yo desconocía a la cena del Club:

coprolalia

"... es la tendencia patológica a proferir obcenidades".

Entre los autores, Sade supongo que estará en la cumbre de la coprolalia. Sus construcciones obscenas no tienen fin.

Y abundan en el Ulises de Joyce.

Hoy en fb lei una de esas autoentrevistas que se hace Martín. Creo que ya dije que inspira un personaje de la novela de marras, un crítico literario. Su desdén al Ulises viene de antiguo.

"PREGUNTA: ¿Un libro sobrevalorado?
RESPUESTA: Quizá el Ulises de Joyce, pero no lo he leído."

En la novela, llega un momento en que el crítico cambia de opinión sobre esa obra de Joyce. Y pasa a verla como la vio Nabokov: una novela genial.

Es un acorde más en el cúmulo de transformaciones que ocurren. Tengo que atender otras referencias a la transformación. Kakfa y Steveson. La metamorfosis y El doctor Jekyll y mister Hide. También hay un cuento chino que viene a cuento: el amante regresa, yace con su amada esa noche, lo pasan bien, y a la mañana siguiente el hombre despierta y ve que lo que está a su lado es el cadáver de la mujer, que hace mucho tiempo murió esperándolo. Un cuento relacionado con El Medano recuerda este relato: una piedra con forma de mujer, que se transformó en piedra esperando el regreso de su amado. El pasaje bíblico de la mujer de Lot también está en esta línea.

En fin, más hojas en las ramas.

Y mañana el eclipse.

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