miércoles, 11 de julio de 2018

--Vuelva dentro de una hora que están arreglando las máquinas.
Los cajeros del banco.
--Yo no puedo hacer tres cosas a la vez --le dice la que atiende (la palabra "cajera" no me encaja en el gusto). A un joven paisano que está de buen humor.
--Eres mujer, así que sabrás hacer tres cosas a la vez --dice él.
--Soy mujer pero tengo neuronas masculinas --dice ella.
Yo me retiro y subo caminando a Ibrahim. Desayuno. Hojeo el periódico. Tal escribe de uno que se puso enfermo en un avión; los médicos en Tenerife habían hecho un mal diagnóstico. Suelen decir que sólo un profesional sabe de su materia. Pero cómo te toque un mal profesional. Mi caso por ejemplo. Dos médicos me diagnosticaron mal. Me jodieron. Esta vez en vez de joder yo, me jodieron a mí.
Subo al carrito. Llamo a K.
--Estate ahí, espera un ratito.
No le pregunto cuánto es un ratito. Bajo al banco. Me atiende otra dependienta. Me cae atractiva, me recuerda a la ex ministra Santamaría. Le tengo simpatía. No la veo yendo a los prostíbulos a gastar el dinero del populacho ni a hartarse de cocaína a cuenta del contribuyente. Las malas lenguas dicen que tuvo un pequeño romance con Junqueras, preso ahora en espera de juicio.
Santamaría me ayuda divinamente a resolver los pagos en el cajero.
Subo al carrito. Pasó el ratito.

Ya por la mañana encontré unos papeles viejos, de cuando todavía existía la máquina de escribir. Copio --evito corregir-- esos textos. Son de la década de los ochenta.

Beyond the shadow of the ship,
I watched the water-snakes:
They moved in tracks of shining white,
And when they reared, the esfish light
Fell off in hoary flakes.

Llegó al final del mundo
y nadie conoció la paz
nadie supo estar con una mujer
en aquel país maldito de los dioses

Aganón

Aganón fue un hombre
que vertía terciopelos claros
y era piedra del desierto

El alma de Aganón moría en el tiempo de Ramadán
Y Aganón
el ilustre comerciante
se detenía a orar
en la ermita
día tras larga noche
y bebía el agua de una lluvia
de aislamientos

El alma errante buscaba el camino de la luz
en los helados secretos de la piedra modular
Cerca de la Meca se detuvo en el umbral de la ermita
en que Aganón inventaba sus plegarias
*
(El texto en inglés no sé de quién es. Y no sé lo que dice. No sé inglés. // "piedra modular" tampoco sé qué puede ser. Me suena mejor "piedra medular". Y hoy: "piedra negra". El texto no se ha corrompido, sigue vigente. Tal vez más vigente hoy que cuando lo escribí.)

***

En humedades silenciosas se deshacen
los granos de maíz del huerto
Los duendes del bosque arrastran
largos zancos en las piernas
La noche en tierra se anuda
el cordón de los zapatos
La niña arriba duerme ya
por algún tiempo
A quién contaré yo mis quejas
si no es a vos

(Este si que lo veo más de ahora mismo. Lo de anudarse el cordón... está en una escena de La cantante calva. El otro día en el ensayo, "mi mujer" me riñó porque no decía las frases como están en el papel, porque si las digo cambiadas la descontrolo a ella y... bueno, a ver cómo la convenzo de que en la obra ella (la señora S) tiene que tratarme tan mal como me trata cuando interrumpe el ensayo para reñirme.)

***

El agua de la lluvia riega
la madera del finado
Hoy te vas pronto solo y mudo
a las máquinas de pin-ball
Estratagema del triángulo
resucita
Saborea de nuevo los labios frescos de la aurora
Deserta de ser el poeta
de los desagües rotos en la última ciudad
deshabitada.

***



Otoño, dolor
de rosas en la estrella sobre el alba
Mar azul oscuro en una mañana de muerte
dos solitarios borrachos de sed
se mezclan con alas de palomas
y legañas de perros que despiertan
a la ciudad
Como cometas antiguas
en un cielo invisible
donde Baco
bebe su infinita copa de Sol
Neptuno con el 5 de oros
se hace dueño de la mesa
Celeste
dolor, dolor de tiempos y de recuerdos
Los solitarios cruzan la mirada
y la despachan al mar
en su eterno imposible
de cristal, sonido de piedras finas
y el diente sobre la sed
de mármol

(En este me cuesta saber hoy por dónde iban los tiros. No sé que pinta Baco ni Neptuno ni qué jugada era esa... Bueno: me acuerdo ahora de viejos tiempos, de una jugada al envite, en Tacoronte, que entramos allí, a una antigua bodega, un grupo de amigos y salimos dos grupos de enemigos. Quienes nos habíamos unidos nos fuimos desbandando, fue el fin de una época. Esto lo tengo en una de las novelas, pero no me había dado cuenta de la conexión entre el ocaso de una época y esa partida de cartas.)

***

Este es el día del pájaro sin alas
que se levanta a mediodía
en un jardín de hierro

Pienso con esfuerzo
y ahorco el bolígrafo en la gran cabecera
para sacarme el silencio
La muerte viene cantando
con un paño negro
Respiro fuerte
mil caballos que vuelan
por los pasadizos de Bagdad

No es preciso justificar nuestra locura
Espera en la playa
sentado en la arena y en la primera burbuja

Al final no entiendo nada
La línea sigue viviendo en la pared
Ya es suficiente por hoy.

***

El alma siente, la boca dice
De darle nombre a las cosas las perdemos
Nada es único bajo el cielo,
odiamos con la misma celeridad que amamos,
con la misma apostura que canta el pájaro
se arrastra el gusano negro

Fue designio de los dioses que así fuera.
Acatemos pues, hermanos,
la voluntad de lo inevitable.
De darle nombre a las cosas las perdemos.


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